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Su alimentación > Las necesidades nutritivas | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
De 'El ingenioso hidalgo don Quijote de
la Mancha'
Las necesidades nutritivas. Los requerimientos nutritivos del ser humano los podemos resumir clasificándolos de acuerdo a las necesidades que tenemos de tres tipos de substancias:
El primer grupo, substancias formadoras de tejidos, lo constituyen lo que denominamos nutrientes plásticos ó formadores, es decir, aquellos que forman la estructura de nuestro organismo: los músculos, los huesos, las vísceras. Son nutrientes plásticos las proteínas. El segundo grupo, lo constituyen aquellos nutrientes que en nuestro organismo cumplen un papel preferentemente energético. Al ingerirlos, permiten que podamos realizar todas nuestras actividades diarias (trabajar, comer, estudiar, correr, defendernos del frío, etc.) Son nutrientes eminentemente energéticos las
grasas y los hidratos de carbono.
Los nutrientes que necesitamos
Tabla-Resumen del principal valor nutritivo de los alimentos.
La alimentación equilibrada
En nuestro país, la alimentación equilibrada y saludable es tradicionalmente la denominada “Dieta mediterránea” que se presenta con tantas y numerosas variantes como regiones y puntos cardinales. La dieta mediterránea se basa en el consumo preferente de cereales (pan, pasta), hortalizas y frutas, pescados, aceite de oliva, legumbres secas y algunos otros productos: jamón, quesos, etc., etc. En cualquier caso, el argumento definitivo de la dieta mediterránea es su demostrado efecto positivo sobre la salud que alcanza gracias a los ingredientes ya citados y, sobre todo, al contexto en el que se consumen: una gastronomía muy específica en un entorno familiar.
Actualmente, la dieta española ha ido abandonando estas líneas maestras de la alimentación mediterránea, semejándose poco a poco a la dieta anglosajona o centroeuropea, consumiéndose cada vez más grasa y proteínas en detrimento de los carbohidratos. Esto significa que un español ingiere hoy prácticamente el doble de las proteínas que necesita. Dado que la proteína que “más nos gusta” es la de origen animal, forzosamente esto conlleva un aumento en el consumo de grasa saturada. Lo más preocupante es que, a la vez, el consumo de pescado (sobre todo el azul) y de legumbres secas y pan ha ido cayendo. La consecuencia, es un profundo desequilibrio en la dieta de muchas personas que (al no ser las frutas y verduras platos apreciados por todos) se acaba traduciendo en términos de salud y calidad de vida.
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